sábado

Rafael Santos Torroella

Su primer artículo llevaba por título «Picasso, ABC de las artes». Lo escribió a los catorce años. No podía imaginar que, transcurrido el tiempo, sería uno de los más grandes críticos precisamente desde las páginas de ABC de las Artes. Tenía nombre de arcángel y dejó esta tierra el día de su patrón, cuando había dado lo mejor de su memoria y de su sensibilidad, que aplicó tanto a la fundación de revistas como a su obra poética, sus acuarelas y sus observaciones acerca de la labor estética de otros. Ayer se celebró una ceremonia religiosa en su domicilio, en la más absoluta intimidad por expreso deseo de su viuda, y esta semana tendrá lugar el funeral, que previamente será anunciado.
Con Santos Torroella, hay que decirlo, muere una voz de la Residencia de Estudiantes, mueren vivencias con Federico García Lorca, Buñuel, Pepín Bello y, cómo no, Salvador Dalí, del que fue el mayor experto en el mundo.
Hermano de la pintora surrealista Ángeles Santos, Rafael Santos Torroella recordaba con humor que nació en la localidad fronteriza de Portbou en 1914, «época de estraperlo». Estudió Derecho en las Universidades de Valladolid y Salamanca, y durante 40 años ejerció como catedrático de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad de Barcelona, de donde era profesor emérito desde 1986. En ABC aparecieron cuatro poemas suyos en la sección «Y poesía cada día» el 26 de julio de 1969. En el suplemento cultural comenzó a publicar el 29 de noviembre de 1980, con el texto «Goya, Picasso y tauromaquia» y no dejó de hacerlo hasta 1998, cuando la salud se lo impidió.
Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona (1981), y académico correspondiente de la R.A. de San Fernando de Madrid, así como miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte desde 1963; de la Academia Breve de Crítica de Arte (1951), fundada y presidida por Eugenio d´Ors; y de la Fundación Fernando el Católico de Zaragoza (1974). Era miembro fundador de las Ediciones Cobalto (1947) y del grupo Altamira (1949-50), que creó para la defensa del Arte Nuevo.
Participó, como asesor artístico del arquitecto José Antonio Coderch, en la IX Trienale de Milán (1951), en la que fue concedida a España la «Medalla de Oro». Organizó, con Joaquín Pérez Villanueva, los Congresos Internacionales de Poesía de Segovia, Salamanca y Santiago de Compostela (1952-54).
En 1981 se doctoró con la tesis sobre el cuadro de Dalí «La miel es más dulce que la sangre», que en 1984 publicó en libro Seix Barral. Otros libros suyos son los que estudian la relación del artista con García Lorca, el poeta J. V. Foix, así como las monografías sobre el cartel, «Los Putrefactos», Turner, Darío de Regoyos, Goya o Miró. La Residencia de Estudiantes publicó en 1996 una selección de su obra poética con la que venía a culminar una trayectoria lírica que cultivó siempre. Sirva como recordatorio el título de libros indispensables como «Ciudad perdida» (1949), «Sombra infiel» (1952), «Nadie» (1954), «Hombre antiguo» (1956) y «Da nuces pueris», de sus últimos años.
A lo largo de su vida, Santos Torroella fue galardonado con varios premios, como los de poesía El Combatiente del Este, 1938; Ciudad de Barcelona, 1956; Juan Boscán, 1959; y los de crítica Camón Aznar de 1972, y Mariano Fortuny de 1975. Fue Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1990; Premi d´Honor Espais al crítico del año en 1992; Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya en 1992; Medalla de Oro por la labor crítica de toda una vida, concedida por la Comunidad Autónoma de Cantabria y la U. I. Menéndez y Pelayo, 1992; y Premio de la Asossiació Catalana de Crítics d´Art en 1996.

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